Una mujer llora desconsoladamente por su marido desaparecido. No tiene misterio: usamos los sentidos de brujo y llegamos hasta el cadáver del marido, que está rodeado por una jauría de perros salvajes. Examinamos el cuerpo, regresamos con la mujer, le damos la mala noticia y aceptamos (o no) la recompensa. Hasta aquí, todo bien.